miércoles, 9 de julio de 2014

Julio:Gris, rojo y blanco

Julio es el mes donde las calles son adornadas con banderas, escarapelas y metros de tela en tonos rojo y blanco.
Lima está más gris que nunca y en las mañanas hay garúas que mojan ligeramente las calles de la ciudad.
En Julio la sensación de frío aumenta y no provoca salir de la cama o si estamos en la calle, nos gustaría buscar algún lugar para tomar una taza con alguna bebida caliente. Durante el invierno limeño, en mis manos aparecen algunas manchas moradas y si estoy fuera de casa, trato de buscar algún sitio para tomar un café caliente. El año pasado encontré un rincón colombiano donde puedo disfrutar de su excelente café, escuchar su música tan alegre mientras que estoy comiendo algo de la culinaria de este país vecino (precisamente, el 20 de Julio celebran su fiesta nacional), hay un ambiente de fiesta en el local.
En una cadena de supermercados, los empleados usan ponchos blancos con pañuelos rojos para mostrar su peruanidad:



Y el domingo más próximo al 28 de julio de todos los años, organizan un corso en las calles de Miraflores, el mismo que fue suspendido en 1992, porque días antes había ocurrido el atentado de la calle Tarata y en el 2009, por temor a un contagio masivo de la gripe AH1N1, aunque en aquel año, se postergó para el primer domingo de setiembre.
El espectáculo es el de siempre: Carros alegóricos, desfiles, reinas de belleza, luminarias y siempre habrán multitudes, pero hay personas que les gusta y separan sus lugares desde las primeras horas de la mañana.
En Julio, también es el mes en el que el que se realizan muchas actividades protocolares en el Estado y muchos esperan saber qué cosas nuevas dirá el Jefe de Estado en su mensaje a la nación que realizará en el Congreso.
Otros prefieren salir de la ciudad y deciden escapar del frío y la humedad, así que se van al campo o a las playas del norte.

Estaba recordado que en algunas veces, he jugado bingo un 28 de julio, recuerdo que una vez en esa fecha me regalaron un libro que aún conservo (tiene una dedicatoria en la primera página, fue en 1998), una vez me tocó realizar un trabajo de investigación con mis compañeros de la universidad y una vez tuve que ir con mi madre al velorio de una persona que no conocí, hacía un frío espantoso en  el local donde estaba el féretro, así que tuve que ponerme mi abrigo de lana para ir de acuerdo a la ocasión y para no enfermarme.

Este año, no necesitaré de café caliente, abrigos de lana, no iré a ver el corso ni jugaré bingo, ni sentiré la garúa en mi rostro, estaré en las tierras piuranas, pero será por un tiempo más, pronto será el momento para volver a la tierra en que nací.


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