domingo, 21 de junio de 2015

El bailarín del Metropolitano

Han pasado cinco años de aquella vez en la que apareció un personaje muy particular en un bus alimentador del Sistema Metropolitano de Transporte o conocido por los limeños como "El Metropolitano".

Era una fría tarde de invierno y como siempre, abordaba el bus para regresar a mi casa procedente de la universidad, ya había viajado en el bus troncal y había hecho una conexión para viajar en el bus alimentador que me trasladaba desde la estación final de Matellini en el distrito de Chorrillos hacia Santiago de Surco, el distrito vecino.

Cuando nos encontrábamos cerca a la Escuela de la Policía Nacional del Perú, escuché un poco de ruidos molestos que venían del fondo del bus, era un grupo de chiquillos que tendían unos años menos que yo y escuchaban música con volumen elevado.

Hasta ahí parecía que era la rutina que tenía de lunes a viernes durante ese tiempo, pero no sería así en aquella oportunidad. No me había percatado que los muchachos estaban jugando y aparentemente uno de ellos había perdido una apuesta o reto y se levantó de su asiento, caminó en forma extraña hacia el pasamanos de la parte trasera y empezó a sonar música electrónica desde el celular de uno de los muchachos del fondo. Este chico empezó a treparse y engancharse del tubo del pasamanos...empezaba a salir la vedette que llevaba en su interior...

(Imagen referencial)

El chico iba de pasamano en pasamano, girando cual bailarina de centros nocturnos, frente a las carcajadas de sus amigos que lo grababan en el fondo y las sonrisas y miradas burlonas de los pocos pasajeros que quedábamos en el alimentador, era un show poco común para un bus del entonces recién estrenado sistema de transporte masivo de Lima.

Yo pensaba que el chiquillo se enrojecería de la vergüenza por hacer eso delante de un grupo de personas desconocían que se encontraban en el bus, pero no fue así, se sentía muy cómodo haciendo todas esas acrobacias en los tubos de los pasamanos.

Recuerdo que el grupo de muchachos bajó en el siguiente paradero y los pasajeros que quedamos empezamos a comentar sorprendidos por lo que hizo ese chico, quizá encontró su verdadera vocación (tengan en cuenta que para ese tiempo él tendría unos 18 años) y ahora se dedica al entretenimiento nocturno y gana de esa forma su dinero, pero una cosa es cierta: Cosas como estas no ocurren a diario en el bus Metropolitano.

Hasta una próxima entrega.






P.D.: Esta vez, el momento musical llega a la escocesa Sheena Easton y su canción Modern Girl de 1980.





No hay comentarios:

Publicar un comentario